Un discípulo obediente del Verdadero Gurú aloja la palabra del Gurú en su conciencia en la santa compañía de personas amantes de Dios. Protege su mente de la influencia de maya (mamón) y permanece libre de las opciones y concepciones mundanas.
Al vivir y tratar con el mundo, el Naam del Señor, que es el tesoro de la indiferencia ante las atracciones mundanas, se aloja en su mente. Así la luz divina refulge en su corazón.
El Señor Supremo que se manifiesta de manera perceptible y sutil en todo el mundo se convierte en su apoyo cuando lo contempla. Él deposita su confianza sólo en ese Señor.
Al absorber y apegar la mente al refugio de los sagrados pies del Verdadero Gurú, uno destruye su egocentrismo y adopta la humildad. Vive al servicio de los hombres santos y se convierte en un verdadero sirviente del Guru al aceptar las enseñanzas del Verdadero Gur.