Así como un pez nada rápidamente hacia arriba, así lo hace un discípulo del Gurú absorto en la palabra del Gurú, cruza la confluencia de las tres venas (Irha, Pingla y Sukhmana) con la metodología de respiración/aire inverso.
Al volverse valiente en la extraña devoción y el amor, absorto en la práctica del Naam Simran y llegar allí a través de caminos extrañamente misteriosos, uno bebe profundamente el amoroso néctar eterno.
Mediante la práctica abundante de la meditación sobre las enseñanzas del Gurú, la mente comienza a escuchar la melodía no tocada. Como resultado, cambia su postura y se orienta hacia Dios. Entonces uno saborea el flujo continuo del néctar divino que se produce como resultado.
Al cruzar la confluencia de tres nervios, uno disfruta de la bienaventuranza de encontrarse con el Señor. La puerta mística es el lugar único para disfrutar de la paz, la unión, el deleite y el placer. (291)