Con la adquisición de la consagración del Verdadero Guru y Su sabiduría, la mente que vaga en tres rasgos de maya se estabiliza y luego se siente tranquilizada con las palabras del Guru.
Aquel que ha recibido el Nombre del Señor en forma de elixir, lo ha practicado, ve al Señor y al mundo entremezclados. Ese Sikh del Gurú absorbe el conocimiento en su corazón ya que ha sido bendecido por el Verdadero Gurú completo y parecido a Dios.
El matiz amoroso del nombre del Señor, el Sikh del Gurú, reconoce la presencia del Señor en especies densas e imperceptibles, de la misma manera que las especies de vacas producen el mismo tipo de leche.
Se da cuenta de que el Señor está impregnado en Su creación como lo está un pintor en su cuadro, una melodía en el instrumento musical y las cualidades de padre en su hijo. (227)