Mira el agua, su naturaleza nunca ahoga la madera en ella. Considera la madera como suya, habiéndola cultivado regándola y conserva así la vergüenza de esta relación.
La madera mantiene el fuego de forma latente, pero al tomar la madera en sí misma, el fuego la quema (la madera) hasta convertirla en cenizas.
La madera de Gularia Agalocha (Agar) resurge en el agua después de hundirse durante algún tiempo. Este hundimiento aumenta el valor de la madera. Para quemarlo bien al fuego, se hierve en agua.
Luego su esencia se mezcla bien en agua que adquiere un olor dulce. Para extraer la esencia de la madera, el agua tiene que soportar el calor del fuego. Pero por su naturaleza tranquila y tolerante, el agua cambia sus deméritos en méritos y así cumple con sus deberes.