El Verdadero Gurú se vuelve clemente y entra primero en el corazón de un sikh. Luego le pide al sikh que medite en el Naam y le muestra su bondad para hacerlo meditar.
Obedeciendo la orden del Verdadero Guru, una persona consciente del Guru se entrega al Naam Simran, un tesoro supremo del Señor, y disfruta del consuelo espiritual. También alcanza el estado espiritual supremo.
En ese reino espiritual, él alcanza ese elevado estado de Naam donde todos los deseos de recompensa o fruto se desvanecen. Así queda absorto en una profunda concentración. Este estado está más allá de toda descripción.
Cualquiera que sea el deseo y sentimiento que uno adore al Verdadero Gurú, Él satisface todos sus anhelos y anhelos. (178)