La amada que tiene no una sino muchas consortes obedientes; el dispensador de bondad sobre los afligidos, el amado ha sido clemente conmigo.
Esa noche de luna (el momento auspicioso) cuando llegó el momento de pertenecer y disfrutar del amoroso elixir del Señor, esta humilde sirvienta esclava con toda humildad hizo una súplica ante el amado Verdadero Gurú;
¡Oh amado! Cualquiera que sea tu orden, la obedeceré implícitamente. Siempre te serviré obedientemente y con humildad.
Te serviré con dedicación y devoción de amorosa adoración en mi corazón. En este momento en que tan amablemente me has bendecido con tu consagración, mi nacimiento humano se ha vuelto significativo desde que ha llegado mi turno de encontrarme con mi amado Señor. (212)