El Señor Supremo cuyo rostro está más allá de la percepción, que es indestructible, a pesar de no tener forma, tomó forma humana y se reveló como Guru.
Dios en Su forma inmanente como Satguru, que está más allá de todas las castas, credos y razas, hace que los sikhs realicen la verdadera forma de Dios.
La melodía melodiosa y desgarradora que el Satguru canta a sus sikhs es de hecho una manifestación del Verdadero Señor.
La fragancia del polvo (de los pies de loto de tal Satguru) al que los sikhs permanecen apegados es capaz de destruir todos los deseos mundanos. (36)