Cuando una esposa procede a disfrutar de la unión de su marido en su cama por la noche, no le agrada hablar de ninguna persona noble, anciana o santa.
Cuando sale la luna, el rubicundo sheldrake se siente inmensamente complacido y, mirándola con concentración mental, ni siquiera se da cuenta de su propio cuerpo.
Así como un abejorro está tan absorto en el dulce néctar de la flor, que queda atrapado en la flor de loto con forma de caja cuando se pone el sol.
De manera similar, un devoto discípulo esclavo va al refugio de los santos pies del Verdadero Gurú; disfrutando de Su vista y embelesado en Su amor, sigue sonriendo por dentro mientras saborea el espectáculo divino. (433)