Por la gracia del Verdadero Guru, una persona consciente del Guru no aprecia otra vestimenta que la que le brinda comodidad, el respeto y el honor adquiridos en virtud del perpetuo ensimismamiento de la mente en el Señor.
Tampoco siente más deseo por otros alimentos después de saborear el dulce elixir reconfortante del alma como la comida del Naam Simran (Meditación en el nombre del Señor).
Habiendo obtenido acceso al tesoro lleno de amor del Señor, una persona obediente al Guru no desea otros tesoros.
Por una minúscula gracia del Verdadero Gurú, parecido a Dios, por practicar la meditación en el nombre del Señor, todas las expectativas de una persona orientada al Gurú son derrotadas. Excepto por la indulgencia en el Naam Simran, no vagan a ningún otro lugar. (148)