Uno sólo puede hablar en términos de asombro acerca del Principio. En ese entonces el Señor Absoluto vivía absorto en Sí Mismo.
El estar sin deseos es el arete, si uno medita en la Sabiduría del Guru; el Señor, el Dios, sólo Él habita en los corazones de todos.
A través de la Palabra del Guru uno logra la armonía y a través de esta armonía obtiene la Esencia del Absoluto.
Así, deja de divagar por otros caminos; porque aquél que busca, encuentra.
Maravillosa es la Voluntad de Dios que solamente es conocida cuando uno la sigue, entonces puede uno ir a través del camino de la vida de la Verdad.
Aquél que se deshace de todo sentido de individualidad y se apega a la Verdad, es un verdadero Yogui.(23)
Del Absoluto, Él, de Sí Mismo, se manifestó. De Su Esencia sin forma, Él tomó todas las formas.
Complaciendo al Verdadero Guru uno obtiene el Estado de Éxtasis y se sumerge en la Palabra del Shabd.
Cuando uno reconoce al Único Señor como Verdadero y erradica su ego, así como la sensación de separación
entonces se vuelve Yogui y entiende la Palabra del Shabd del Guru, y dentro de sí florece el Loto que lo ilumina.
Cuando uno muere hacia su individualidad, recibe todo conocimiento dentro de sí mismo y conoce al Dios Todo Misericordioso.
Solamente recibe la Gloria, quien logra verse a sí mismo en todas las manifestaciones de vida.(24)
El Hombre de Dios nace de la Verdad, y al morir se une a la Verdad. Aquél que es Puro, se vuelve uno con la Verdad.
. Los falsos nacen en este mundo pero no encuentran el Refugio y, apoyándose en otros, van y vienen.
Es a través de la Palabra del Shabd del Guru que este vaivén termina, y el Señor Mismo lo bendice y lo recibe.
Cuando la enfermedad del apego hacia los demás le aflige, tiende a abandonar a Dios, sin percatarse que es Él la Única Medicina de todo mal.
Pero esto, sólo lo sabe aquél a quien Dios se lo ha hecho saber, al emanciparlo a través de la Palabra del Shabd del Guru.
Dice Nanak, el Único Señor nos emancipa a todos, elevándonos de nuestro ego hacia la Conciencia Universal.(25)
Siguiendo el camino del ego, el hombre divaga y se somete a la muerte.
Se fija en las posesiones de otros y pierde el Mérito de estar vivo.