Oyendo el Nombre de Dios, hasta el ciego encuentra el camino.
Oyendo el Nombre de Dios, uno comprende las profundidades de la mente.
Oh, dice Nanak, el Devoto está siempre en Éxtasis,
oyendo el Nombre de Dios, su pena y tristeza son destruidas. (11)
Es imposible describir la experiencia de aquél que fluye en la Voluntad del Señor.
Si alguien tratara de Definirlo, se arrepentiría.
Ni papel, ni pluma, ni escritor,
son capaces de describir el Estado mental de un Fiel.
Tal es Nombre del Inmaculado Señor,
sólo quien tiene Fe alcanza este estado. (12)
Quien practica el Nombre con una Fe sincera, adquiere la Intuición del Conocimiento Divino y desarrolla su inteligencia.
El Fiel conoce todos los mundos y los ámbitos.
No hay nadie que lo pueda desgraciar,
ni nadie que lo pueda traer ante la cara de la muerte.
Tal es el Nombre del Inmaculado Señor,
sólo quien tiene Fe llega a tener ese estado mental. (13)
El camino de aquél que practica el Nombre no tiene obstáculos;
ese Devoto parte de esta tierra con honor y reconocimiento.
No se pierde en los asuntos terrenales, ni tampoco en los ritos sin sentido.
El que practica el Nombre de Dios es sincero en realizar su Dharma.